Cuando me dejes entrar bajo tu piel y cada vez que sufras escúchame y has un lugar en tu corazón que en algún momento escribiré un pergamino que ya no será estéril, tendrá ciertas palabras, unas cuantas frases, y otro tanto de versos con un fatuo desgano, en donde tarareé una canción que no logré entender su melodía y alejé de mis compases.
Hoy no me falles las melodías vuelven a retomar mis canciones, lo curioso es que no emana del pensamiento vacío, sino que como cuan actividad paranormal, se arroja sobre tu piel de forma desordenada escribe letra por letra, justamente cuando lo eufemística se hace real, cuando lo eterno se aleja de lo etéreo, y cuando bailas con mis pies; es tu piel quien escribe la partitura final.
El réquiem a tus ojos, la elegía de nuestros pies.
En tu piel, a tu compás, se hará carne la canción, sólo es necesario que afinemos el estribillo de unos gastados corazones, un par de versos y será nuestra canción
Hoy no me falles las melodías vuelven a retomar mis canciones, lo curioso es que no emana del pensamiento vacío, sino que como cuan actividad paranormal, se arroja sobre tu piel de forma desordenada escribe letra por letra, justamente cuando lo eufemística se hace real, cuando lo eterno se aleja de lo etéreo, y cuando bailas con mis pies; es tu piel quien escribe la partitura final.
El réquiem a tus ojos, la elegía de nuestros pies.
En tu piel, a tu compás, se hará carne la canción, sólo es necesario que afinemos el estribillo de unos gastados corazones, un par de versos y será nuestra canción
